Un pueblo desgarrado
La ciudad es victima del mas feroz meteoro climático de toda su historia; o al menos de la historia climática relatada que yo conozca.
Allí viví, y de allí me fui después 37 años. Pero una parte mía se quedó : mi juventud, mis sueños y mis recuerdos.
La lluvia y el viento, furiosos se han tragado mas de la mitad de la ciudad, sin piedad, sin tregua, sin respiro. Escenas por doquier cuentan en silenciosas fotos: Una camioneta, de las mil publicidades va arrastrada por el agua amarronada como si fuera un pequeño juguete, la gente, impotente mira la escena y solo atina a quedarse inmóvil mascullando rabia, y yo los veo a todos ellos; desde la distancia los veo. Dos mujeres llevan a sus hijos en los brazos, sus rostros contraídos no necesitan contar nada. Un niño, un hombre y un perro están subidos a un techo de chapa. Un hombre llora y su mujer lo mira, no, los hombres no son de acero.
Veo el enorme dolor de gente que ha perdido todo; sus pertenencias, su historia en mil objetos, y parte de su vida esta sumergida en el lodo frío y humillante.
Mi vieja ciudad: como me duele verla así, golpeada, y mis dolores me desgarran. Me siento como si no lograra despertar de un golpe certero en la mandíbula. Estoy aturdido, conmovido, paralizado… Leo las noticias, publico las novedades y comparto las de otros en las redes, contribuyo en lo que puedo, llamo a mis amigos, los aliento.
Otras ciudades de nuestro país pasan por momentos similares, y el mundo desquiciado no para de enloquecer, todos los días un poco más.
A veces me pregunto conmovido por mi salvaje incredulidad. ¿Dios, donde te has metido?